No soy una buena persona

Visto de negro, como cada día.
Visto de negro,
porque negro es el eco de mi alma.

No soy luz,
ni refugio,
ni consuelo.
Todo cuanto toco se marchita,
todo cuanto logro se desvanece,
todo lo bueno que el destino me entrega
se convierte en cenizas entre mis manos.

La alegría ha llamado a mi puerta más de una vez,
pero siempre dejo que se marche,
porque no la quiero,
porque no la merezco,
porque no quiero aprender a merecerla.

No busco razones para aferrarme,
no quiero excusas que me obliguen a resistir.
Anhelo una salida,
una rendija en esta cárcel de sombras.
Que termine.
Que termine ahora.
Que termine de una vez.

Cada día es una batalla,
y cada día pierdo un poco más.
Tareas sencillas se vuelven montañas,
propósitos frágiles se quiebran en mis manos.
La vida es un laberinto sin salida,
un sendero sin promesas.

No soy una buena persona,
porque pienso en herirme
aun sabiendo que, al hacerlo,
hiere también a los demás.