Las lágrimas resbalan por mi rostro.
empapan mi piel.
Se hunden en mi carne.
como aguijones invisibles.
Aún fluye la vida, incandescente,
serpenteando por mis venas fatigadas.
Aún respiro, aunque sea un susurro,
un eco tenue que se aferra al alba.
Te encontré en mi juventud impetuosa,
bajo la luna cómplice de un delirio fugaz.
Te encontré… y desde aquella noche,
nunca más supe ser sin ti.
A simple vista, doy la impresión de ser alguien a quien nada le importa. No me interesa lo que piensen los demás, si les caigo bien o qué dicen de mí. Pero la verdad es muy distinta: sí me importa.
Leer másTú no veías cómo se marchitaba,
o quizás sí,
pero, como yo, decidiste ignorarlo.
Visto de negro, como cada día.
Visto de negro,
porque negro es el eco de mi alma.
Me desperté a las 3:37 a.m.
en la oscuridad de mi habitación.
¡Despierta ya!
Que no te encuentras en un mundo de fantasías.
A los quince años comencé a cambiar…
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