La felicidad danzaba radiante cuando te tenía a mi lado;
el mundo se volvía un edén solo con tu presencia.
El aire era tibio y envolvente,
el cielo destilaba matices de ensueño,
la vida poseía un fulgor que ahora se ha extinguido.
Tú no veías cómo se marchitaba,
o quizás sí,
pero, como yo, decidiste ignorarlo.
Dices que me extrañas,
Pero hablas estupideces de mí.