Elías y Valeria se conocieron cuando apenas eran unos niños. Crecieron juntos, compartieron risas, secretos y sueños. Para ellos, el mundo siempre parecía girar en sincronía, como si estuvieran destinados a caminar por la vida de la mano. Cuando llegaron a la adolescencia, su amistad floreció en algo más profundo, más intenso. Se enamoraron con la pureza de quienes creen que el primer amor es también el último.
Leer másNuestros caminos se cruzaron de una manera tan esporádica. Puede ser culpa de la ciudad tan pequeña en la que vivimos, pero en algunas ocasiones dudo que haya sido así. Hay tantas simultaneidades en nuestras vidas, variedad de amistades y familiares políticos en común, que hay veces que imagino que mi destino eres tú.
Leer másY me di cuenta de que mi amor por ti es real,
porque tú eres real.
El dulce sonido de tu voz,
cuando me hablas,
eriza mi piel de pies a cabeza.
No encuentro mejor manera de comenzar esta carta que revelando aquello que durante tanto tiempo he guardado en las sombras de mi corazón.
Leer másLa felicidad danzaba radiante cuando te tenía a mi lado;
el mundo se volvía un edén solo con tu presencia.
El aire era tibio y envolvente,
el cielo destilaba matices de ensueño,
la vida poseía un fulgor que ahora se ha extinguido.
Te encontré en mi juventud impetuosa,
bajo la luna cómplice de un delirio fugaz.
Te encontré… y desde aquella noche,
nunca más supe ser sin ti.
En una fiesta me enamoré,
Me enamoré de alguien que por primera vez conocía.
A los quince años comencé a cambiar…
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