Las lágrimas resbalan por mi rostro.
empapan mi piel.
Se hunden en mi carne.
como aguijones invisibles.
Tú no veías cómo se marchitaba,
o quizás sí,
pero, como yo, decidiste ignorarlo.
Las lágrimas resbalan por mi rostro.
empapan mi piel.
Se hunden en mi carne.
como aguijones invisibles.
Tú no veías cómo se marchitaba,
o quizás sí,
pero, como yo, decidiste ignorarlo.