Las lágrimas resbalan por mi rostro.
empapan mi piel.
Se hunden en mi carne.
como aguijones invisibles.
Aún fluye la vida, incandescente,
serpenteando por mis venas fatigadas.
Aún respiro, aunque sea un susurro,
un eco tenue que se aferra al alba.
Las lágrimas resbalan por mi rostro.
empapan mi piel.
Se hunden en mi carne.
como aguijones invisibles.
Aún fluye la vida, incandescente,
serpenteando por mis venas fatigadas.
Aún respiro, aunque sea un susurro,
un eco tenue que se aferra al alba.