Día Uno.
Cincuenta pequeñas pastillas verdes.
El último suspiro en un murmullo de despedida.
Y me di cuenta de que mi amor por ti es real,
porque tú eres real.
No te escribo para obtener una respuesta; al contrario, te lo ruego, no me respondas. Solo necesito dejar esto en el viento, como un último susurro antes del olvido. Te extraño con una ferocidad que me desgarra.
Leer másLas lágrimas resbalan por mi rostro.
empapan mi piel.
Se hunden en mi carne.
como aguijones invisibles.
El dulce sonido de tu voz,
cuando me hablas,
eriza mi piel de pies a cabeza.
Me encuentro en esta ciudad bulliciosa,
un océano de luces titilantes,
donde la vida danza en los ojos de extraños,
donde la pasión arde en el paso apresurado de la multitud.