Aún fluye la vida, incandescente,
serpenteando por mis venas fatigadas.
Aún respiro, aunque sea un susurro,
un eco tenue que se aferra al alba.
No encuentro mejor manera de comenzar esta carta que revelando aquello que durante tanto tiempo he guardado en las sombras de mi corazón.
Leer másLa felicidad danzaba radiante cuando te tenía a mi lado;
el mundo se volvía un edén solo con tu presencia.
El aire era tibio y envolvente,
el cielo destilaba matices de ensueño,
la vida poseía un fulgor que ahora se ha extinguido.
Te encontré en mi juventud impetuosa,
bajo la luna cómplice de un delirio fugaz.
Te encontré… y desde aquella noche,
nunca más supe ser sin ti.
A simple vista, doy la impresión de ser alguien a quien nada le importa. No me interesa lo que piensen los demás, si les caigo bien o qué dicen de mí. Pero la verdad es muy distinta: sí me importa.
Leer másTú no veías cómo se marchitaba,
o quizás sí,
pero, como yo, decidiste ignorarlo.
Me encuentro en esta ciudad bulliciosa,
un océano de luces titilantes,
donde la vida danza en los ojos de extraños,
donde la pasión arde en el paso apresurado de la multitud.
Visto de negro, como cada día.
Visto de negro,
porque negro es el eco de mi alma.
Olvídate de esa mierda de
"Nuevo año, nuevo yo".
Eso no existe.
Me desperté a las 3:37 a.m.
en la oscuridad de mi habitación.